Extiendes la vida útil de sus componentes, asegurando su óptimo funcionamiento, y evitando reemplazarlos por desgaste prematuro.
Mejoras la calidad del manejo y por lo tanto tu experiencia sobre ella. Vas a sentir que la bici responde más rápido y se siente «más fluída».
Mayor control al volante y por lo tanto un menor riesgo de sufrir accidentes. Por ejemplo, contar con un frenado preciso, nos lleva a sentir seguridad e ir más tranquil@s por nuestras rutas.
Cuida tu salud porque eliminas todo mal funcionamiento que podría estar contribuyendo a forzar en exceso alguna parte de nuestro cuerpo (muslos, rodillas, antebrazos, espalda baja, etc)